La zona era de aldeas
pequeñas, pero Roma estaba cerca del santuario al Júpiter del Lacio y esta
situación le daba una posición destacada.
Roma, en sentido estricto,
no es fruto de una fundación como tal, realmente a nivel histórico lo que se
produce es una expansión de gentes que empiezan a ocupar estas colinas.
La historia de la antigua
Italia comienza con la inmigración griega. Los helenos fundaron muchas
ciudades, grandes y pequeñas en el Sur.
Aunque los naturales del
país no vieron con gusto el establecimiento de los extranjeros y su penetración
en el interior, no pudieron, sin embargo, resistir mucho tiempo a la influencia
de la civilización griega.
Cuando los latinos
aprendieron a edificar ciudades, surgió una capital fortificada. Esta ciudad
recibió un nombre etrusco: Roma. Desde entonces, los habitantes se
denominaron, bien quírites, o bien pueblo de Roma.
Creció paulatinamente en el
transcurso del siglo VII, por lo que pudo iniciarse como dice el mito en el
siglo VIII, el mito nos habla del 753 a.C.
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