Roma fue durante mucho
tiempo una pequeña ciudad de la Península Itálica.
Gobernada por una monarquía,
en el siglo VI a.C. sus habitantes expulsaron a los reyes y se constituyeron en
República.
Roma se adueñó de las
tierras que se extendían desde la Península Ibérica hasta Oriente.
Finalizado el periodo de
conquistas, Roma se transformó en un Imperio.
Los siglos I y II d.C. son
los del Alto Imperio.
El Bajo Imperio, iniciado
con la crisis del siglo III, acabó con la división del Imperio y la posterior
caída del Imperio Romano de Occidente.
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