La Anábasis, o la marcha de los diez mil
Jenofonte se enroló en una expedición de mercenarios
griegos que iba a participar en la revuelta del príncipe Ciro contra su hermano, el Gran Rey Artajerjes II .
Ciro era el primero en llevar soldados griegos hasta
el interior del Imperio persa, la disciplina y organización griegas les daba
una notable superioridad sobre las tropas que habitualmente luchaban en las
luchas por el trono, y Ciro pensaba utilizar esto a su favor.
El ejército de Ciro salió de Sardesy recorrió el curso del Éufrates hasta encontrarse con las fuerzas fieles a Artajerjes
II en Cunaxa, cerca de Babilonia. El choque necesariamente debía ser violento.
Según Jenofonte, esta batalla fue favorable a los rebeldes y los mercenarios griegos fueron
decisivos en el encuentro. Pero nada de esto sirvió al morir Ciro en la
batalla. Perdido su candidato al trono, las fuerzas de Ciro se pasaron en
bloque a Artajerjes dejando a los mercenarios griegos aislados entre una marea
de enemigos.
Los oficiales griegos intentaron negociar una
rendición y fueron convocados a una reunión en el campamento persa. Pero
Artajerjes estaba decidido a dar una muestra de fuerza que disuadiera a
cualquier ejército griego a volver a penetrar en Asia. Dio orden de decapitar a
todos los oficiales griegos.
De esta manera, los griegos se encontraron rodeados de
enemigos, a miles de kilómetros de la población amiga (o neutral) más cercana y
sin oficiales.
Pero la desesperación une y ellos eran experimentados
mercenarios, poco dispuestos a dejarse llevar por el pánico. Especialmente
cuando el pánico únicamente podría llevar a la muerte. Siguiendo el relato de
Jenofonte, los griegos eligieron a cuatro líderes entre los que estaba el
propio Jenofonte y marcharon en busca del mar.
Aquí empieza la gran aventura de Jenofonte y los
10.000 hoplitas por volver a casa, pasando hambre, durmiendo sobre nieve,
teniendo las puertas de las ciudades cerradas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario