Resumen de lo trabajado en
clase.
GUERRAS LATINAS.
Con la proclamación de la
República, la Liga Latina ( Confederación de pueblos y aldeas cercanos a Roma),
viendo los problemas internos de Roma, deciden zafarse de los pactos abusivos
de Roma para con ellos y se alían para ir contra Roma.
Volscos y ecuos entonces
mantienen durante 150 años guerras contra Roma, son las llamadas guerras
LATINAS de las que saldrá victoriosa
Roma. El año 338 a. C., en la decisiva batalla naval de Antium, Roma
derrotó a los volscos, llevándose como tesoro: las proas de los barcos volscos,
que durante siglos adornaron la tribuna de oradores del foro romano.
Es el fin de los ETRUSCOS que
acabarán enfrentándose con Roma, los Galos y con los Oscos.
LAS GUERRAS CONTRA VEYES.
Hay tres guerras contra
Veyes: 485 – 474 a.C/438 – 425 a.C / 406 – 396
a.C)
Los etruscos eran habitantes
de Veyes, sus luchas contra Roma eran por el control de las vías de
comunicación comercial.
Tras los enfrentamientos
contra Veyes, Roma acabará con la destrucción de la ciudad etrusca. La ciudad
fue incorporada a la esfera romana.
El momento era importante
para ambas ciudades, pues marcaba el principio de la decadencia final de
Etruria, amenazada por el norte por los galos y al sur por Roma, así como el
inicio de la expansión romana, que la llevará a la conquista de toda Italia.
Con el debilitamiento de los
etruscos, Roma decide dar el golpe definitivo en la tercera guerra contra Veyes,
la cual hacia el 395 a.C fue conquistada y destruida.
La extensa región ocupada
por los veyanos se convirtió en romana. Tuvo esta conquista una gran
importancia, pues triplicó el territorio del Estado romano, que pasó así de
1.ooo kilómetros cuadrados a 3.ooo, alcanzando su población un número de
25o.ooo habitantes.
Por otra parte, los romanos
consiguieron fácilmente asimilarse los terrenos conquistados, porque los
labradores de la región veyana eran en su mayor parte latinos. Bastó pues, con eliminar
a los nobles etruscos, para que el país se latinizase por completo.
Los etruscos no habían
podido establecer en los territorios conquistados sino una capa superficial de
nobles y ciudadanos, ya que su población era exigua, y su poderío terminó por
derrumbarse tras las constantes guerras contra Roma.
Los galos a inicios del
siglo IV a.C habían penetrado en Italia
y protagonizaban una invasión. Comienzan arrasando ciudades etruscas y
pretenden llegar a Roma.
Los galos, hablaban
una lengua celta. Por aquel tiempo el idioma céltico ocupaba gran parte de Europa.
Las tribus galas eran medio
nómadas. No vacilaban en abandonar su patria, cuando esperaban encontrar en
cualquier otro punto terrenos fértiles y buen botín.
Además al sur de Italia los
etruscos tuvieron otros enfrentamiento, esta vez con los nativos los oscos.
Los oscos, habían
crecido poco a poco en poder militar y político, y en cuanto se percataron de
su fuerza, se enfrentaron a los etruscos.
BATALLA DE ALIA.
En el 387 a.C. una horda
gala, que llevaba algún tiempo recorriendo la Toscana, fue hacia el Lacio en
busca de botín.
La batalla de Alia se
produjo como consecuencia de la invasión gala de la provincia etrusca de Siena (
al norte de Roma). Un gran ejército galo invade Etruria y sitian Clusium pidiendo la ciudad ayuda a
Roma. La delegación romana que acudió a negociar acabó en desastre al matar
Quinto Fabio a uno de los líderes galos, y ante la negativa de Roma de entregar
a la familia Fabia, los galos declararon la guerra a Roma.
Un ejército formado por
20.000 romanos al mando de Quinto Sulpicio esperó a los galos en las
proximidades del río Alia. Los romanos, que aún combatían al modo de la falange
griega, colocaron a sus hoplitas pesados en el centro, con los soldados peor
armados en los flancos. El resultado fue que ante la poderosa acometida de los
galos, el centro resistió, pero los flancos cedieron, siendo los romanos
rodeados y sufriendo una tremenda derrota.
Los supervivientes de la
batalla huyeron a Roma, distante apenas 15 kilómetros, y extendieron el pánico.
Con el ejército derrotado, los romanos no pudieron defender la ciudad y se
atrincheraron en el Capitolio auténtica fortaleza de la ciudad, con armas y
víveres.
Se cuenta que en Roma los
senadores esperaron inmóviles en el edificio del Senado la llegada de los
galos; éstos, al verlos, creyeron que eran estatuas hasta que uno de ellos
acarició la barba de un senador. Éste golpeó al galo con su bastón. El galo,
aturdido en un primer momento, mató al senador romano desencadenando una terrible
matanza senadores. Y del resto de la población, saqueando la ciudad.
En el Capitolio resistieron
los ataques galos, mientras la ciudad era saqueada e incendiada. Los galos no
pudieron tomar la colina del capitolio, incluyendo el famosos ataque nocturno
frustrado por los graznidos de los gansos del capitolio (consagrados a Juno),
que alertó a sus defensores.
Breno el galo, pronto se dio
cuenta de que a pesar de controlar Roma, había un riesgo real de llegar a un
punto muerto potencialmente peligroso para su ejército, escaso de víveres.
Probablemente por esta razón el líder bárbaro propuso a los magistrados romanos
rescatar la ciudad a cambio del pago de oro.
En ese momento llegó un
ejército romano de refuerzo, al mando de Marco Furio Camilo, ordenó que se
quitara el oro de las balanzas y que se retirasen los galos; estos se quejaron
argumentando que se había establecido un acuerdo definitivo pero Camilo les
informó de que él era dictador y ningún tratado hecho por magistrados
inferiores era válido sin su sanción.
Ordenó a sus hombres que
preparasen las armas y les dijo ”Non auro, sed ferro, recuperanda est
patria” (hay que recuperar la patria con el hierro, no con el oro).
Al primer choque los galos
sufren una derrota aplastante, huyeron de Roma.
A unos 11 kilómetros, donde
se habían reagrupado tras la huida, se produce un segundo combate más
prolongado que el anterior y la matanza fue completa.
Camilo regresó triunfante
siendo alabado y recibiendo los apelativos de “Padre de la Patria”.
Comenzaron entonces las tareas
de reconstrucción y se llevaron a cabo ritos religiosos para purificar los
lugares profanados por los galos.